jueves, 24 de abril de 2025

La evidencia científica (sic.)

Por influencia del inglés (los doctos en esa lengua sabrán de dónde les viene la expresión) leo y oigo cada vez con más profusión la expresión "evidencia científica". Según la RAE, evidencia es: "Certeza clara y manifiesta de la que no se puede dudar". Es decir, por lo que uno puede saber de ciencia, precisamente lo contrario de la ciencia que por definición siempre es duda, búsqueda, demostración, prueba, necesidad de ir más allá, cuestionamiento de lo que parece obvio...

Es, por tanto, mucho más adecuado decir "prueba científica" o "demostración científica". De hecho, así lo hace la propia wikipedia: donde en inglés la entrada es "Scientific evidence", en español es "Prueba científica" donde, por cierto, se explica muy claramente el falso amigo:

"La prueba científica no es una evidencia. En inglés la palabra correspondiente a "prueba" es "evidence", lo que ha llevado a muchos hispanohablantes a utilizar la palabra "evidencia" en el sentido de "prueba". Este error tan habitual es un falso amigo. La palabra inglesa "evidence" se traduce como "prueba" y la palabra española "evidencia" se traduce e inglés como "obviousness" (aquello que es "obvious", es decir, "evidente").

La evidencia es un conocimiento que para ser validado no necesita ni de ninguna observación empírica ni de ninguna demostración racional. Es aquel conocimiento que se legitima a sí mismo porque él mismo constituye para todo ser racional, y de manera inmediata, su propio criterio de verdad. La prueba científica, en cambio, no es de ninguna manera evidente sino que se apoya en la observación de uno o más datos empíricos."

Por tanto, "prueba científica" mucho mejor. En el medio queda la "demostración científica", que tiene un poquito de evidencia y un poquito de prueba. Así lo señala la RAE: mientras que en su acepción número 4 nos dice "Prueba de algo, partiendo de verdades universales y evidentes", en la 5 es "Comprobación, por hechos ciertos o experimentos repetidos, de un principio o de una teoría". Yo creo que es más potente como sinónimo de "prueba" y, por tanto, también sería adecuado utilizarlo.

miércoles, 9 de abril de 2025

La "novedad"

Una cuestión para reflexionar sobre el mundo en el que estamos viviendo es la constante exigencia de innovación, de aportar nuevas perspectivas, nuevos análisis, buscando en definitiva la última “novedad”. Esta exigencia impone una tremenda presión sobre los jóvenes que se están formando en una sociedad de la que se dice que no conocerán el futuro. Es obvio, pues se les está exigiendo que todo ha de ser “nuevo” en el futuro que vivirán. ¿Pero realmente la humanidad está yendo por el buen camino buscando la novedad de las cosas? ¿Lo nuevo ha de ser siempre mejor? Yo creo que tiene que llegar de una vez el momento de parar, reflexionar, mirar a la historia, a los grandes nombres del pensamiento universal, y volver a centrarnos en la naturaleza humana. No, lo nuevo no es forzosamente lo mejor. De hecho, en nuestras sociedades avanzadas, desarrolladas, modernas, creo que estamos peor que hace unos cuántos años. Se me ocurren tantos ejemplos de lo “nuevo” como muchísimo peor que lo anterior, que la lista sería larguísima. En el ámbito académico de las ciencias sociales, con miles de personas trabajando para publicar la última novedad de un microespacio limitado de especialización, pero que luego lees a Durkheim, Weber, Montesquieu, Aristóteles, San Agustín… yo qué sé, y ya han escrito hace décadas y siglos con precisión acerca de nuestras formas de vida en sociedad. En el ámbito del trabajo, en el que los jóvenes se les exige aplicar las últimas novedades de gestión del tiempo, la información, los “recursos humanos”, ¡qué sé yo!, todo para infundir un estrés que a muchos se les vuelve insoportable. En la educación, donde a los maestros se les exige constantemente innovar y en realidad lo que se les está exigiendo es rellenar papeles burocráticos… Será que he alcanzado la edad del escepticismo, pero yo creo que va siendo hora de que las generaciones jóvenes se rebelen contra este sistema que no nos lleva a un mundo mejor: menos novedades y más seguridad para las vidas de las gentes.

miércoles, 2 de abril de 2025

La politización de la inmigración en España (2025)

 No cabe duda de que la cuestión de la inmigración en Europa está actualmente en el centro de la agenda política, afectando directamente a las estrategias discursivas y electorales de todos los actores que se desenvuelven en el campo político. Durante décadas se procuró establecer "muros de contención" a la politización de la cuestión, como así ha ocurrido en España, con el fin de evitar, entre otros aspectos, situaciones de choque y de conflicto entre las poblaciones autóctonas y los recién (y no tan recién) llegados. Hoy las sociedades europeas son ampliamente multiculturales -y no es una crítica ni una celebración sino básicamente la constatación de un hecho- y esto está dando lugar a la emergencia de acciones y reacciones identitarias de diverso tipo que vuelven a poner sobre la mesa la cuestión de la inmigración en el terreno electoral, en el debate político nacional y europeo y en el escenario mediático.

Hace muchos años, en 2013, publicamos en un libro colectivo "Actores y demandas en España: análisis de un inicio de siglo convulso" un análisis que, leído a día de hoy, me parece que resulta muy certero de las estrategias seguidas y los riesgos posibles referentes a la politización de la inmigración. Creo que está más de actualidad que nunca y por eso creo que conviene rescatarlo. Se puede leer aquí:

Martín Coppola, E., Martín Pérez, A. (2013) “Evitar la politización de la inmigración: equilibrios frágiles y debilidad de los actores” en Morán, M.L. (ed.), Actores y demandas en España: análisis de un inicio de siglo convulso, Madrid: La Catarata.

También tiene un estrecho vínculo con el análisis nuestro artículo de 2019: Ferrás Murcia, M., & Martín Pérez, A. (2019). Asociaciones de inmigrantes y participación política como sociedad civil: un estudio de caso en Barcelona. Migraciones. Publicación Del Instituto Universitario De Estudios Sobre Migraciones, (46), 179–204. https://doi.org/10.14422/mig.i46.y2019.007

jueves, 27 de marzo de 2025

Deriva belicista en Europa

Los países de Europa occidental... bueno, más que los países, buena parte de los gobiernos de los países de Europa occidental, acompañados o acompañando a las autoridades no electas de las instituciones de la Unión Europea, junto con los principales medios de comunicación mainstream, se han embarcado en los últimos tiempos en una narrativa o discurso belicista inaudito en la historia de las últimas décadas en Europa. Quienes creíamos haber crecido en sociedades democráticas, que someten al juicio de la razón y al control del ejercicio del poder a las instituciones estatales, en un juego recíproco de legitimación del poder político y reconocimiento y ejercicio efectivo de derechos de ciudadanía, nos encontramos ante un escenario inaudito. En el caso de España, aparentemente, el Gobierno ni siquiera plantea pasar sus decisiones por el voto, obligado, de las decisiones de gasto a través de la ley -una de las principales obligaciones constitucionales del Gobierno- de presupuestos generales del Estado. Creo que es momento en que, si realmente vivimos en las sociedades democráticas en las que creíamos vivir, en las que el ejercicio de la libertad sea real y el reconocimiento de nuestros derechos de ciudadanía efectivo, estas afloren para controlar la deriva de poderes descontrolados ante los que nos estamos encontrando. Las alternativas en el mercado político no son muy halagüeñas, por eso creo que la solución está en la sociedad, que pueda demostrar de una vez su autonomía y su capacidad de acción como sociedades democráticas. El escenario es muy preocupante. Si no lo remediamos, creo que vamos directos al desastre.

viernes, 21 de marzo de 2025

"Poder y política" de María Luz Morán y Jorge Benedicto

 No soy muy prolífico en la publicación de notas en este blog, pero cuando cae en mis manos una joya de la sociología hecha y publicada en España no tengo otra que lanzarme a recomendarla. Así ocurre con el libro "Poder y política" de María Luz Morán y Jorge Benedicto, tandem inigualable de la sociología política en España, que vuelven treinta años después sobre la traza de su muy influyente manual colectivo de 1995 "Sociedad y política: temas de sociología política", que ha sido referencia necesaria de la disciplina y fuente de aprendizaje para varias generaciones de sociólogos en España e Hispanoamérica.

Poder y política es, igual que el tratado de sociología del trabajo de Carlos Prieto que recomendé recientemente, una rara avis en los tiempos de los papers impactantes publicados en inglés: se trata de una obra de síntesis de la disciplina, que aúna prácticamente todos los debates fundamentales, de hoy y de ayer, de la disciplina de la sociología política. La verdad es que el esfuerzo realizado es impresionante, sobre todo en el contexto en que, en los diversos planes de estudio de sociología en España, la disciplina de la sociología política ha venido quedando diluida en materias con títulos diversos que tratan parcialmente la cuestión. Así, en la Universidad de Barcelona los temas de sociología política están en dos asignaturas obligatorias (Intervención política y social y Estado y sociedad) y una optativa (Conflicto social y acción colectiva), lo cual no está mal, pero hacen que la disciplina se perciba de manera bastante fragmentaria.

El libro comienza resituando la agenda de investigación de la sociología política en el contexto de las transformaciones actuales del ejercicio del poder y la organización de nuestras sociedades, aunque recordando que muchos problemas que se nos presentan como "nuevos" en realidad tienen eco en los autores y perspectivas clásicas. Se aborda el tema del poder, la reconfiguración del poder estatal, la idea de sociedad civil, la ciudadanía, los fundamentos culturales de las identidades políticas (genial recordatorio de nuestros queridos maestros, hoy que prácticamente no se habla ya de "cultura política" cuando sigue siendo un aspecto fundamental), la acción colectiva, la protesta y la violencia, acabando con la "novedad" de la guerra, que hoy día está más de actualidad que nunca, con nuestros dirigentes y sociedades embarcadas en discursos y dinámicas belicistas que parecíamos haber dejado atrás, muchas veces llevándonos a obviar el tema.

El libro se lee muy bien, es dinámico y muy pedagógico, sirve perfectamente de manual actualizado de un curso de sociología política (contra corriente, en la época de los campus virtuales y los textos online) y, repito, es un trabajo íntegro, de síntesis, que presenta prácticamente todas las alternativas y que aporta una magnífica actualización a la disciplina. Gracias, queridos maestros, por esta excelente contribución a las generaciones de estudiantes y sociólogos de, esperemos, los próximos treinta años. Por mi parte, es siempre un placer haberme formado y seguir formándome y aprendiendo con vosotros.

miércoles, 12 de febrero de 2025

Creo que no entiendo nada del mundo en que vivimos

 Sufro una enfermedad neurodegenerativa que, lejos de experimentarla como una mochila más de la vida, me produce dolores que me recuerdan continuamente mi situación. Esto es el motivo de que lleve una vida muy autorreferencial: mi mirada es en la mayoría de los casos hacia mí mismo, mi cuerpo me lo recuerda constantemente, eso sí, sin menoscabo de una preocupación extendida por mi familia, lo que más quiero en el mundo.

Esto no quita que uno no levante de vez en cuando la cabeza y mire a su alredededor. He estudiado sociología y Derecho, lo que no significa nada en sí mismo aunque sí, en realidad, se me presupone una sensibilidad hacia los procesos que se desarrollan en la esfera pública. Somos resultado de nuestra experiencia. En la esfera pública, y particularmente en el terreno político, con decir que viví de cerca los terribles años del procés en Cataluña ya debería ser suficiente para situarse. Pero lo voy a recordar: años de no poder hablar con nadie de cuestiones sustanciales de la vida en común hacen mella en la socialización política de un mismo. En aquella época solía pensar y decir "Siempre nos queda Madrid", pues allí sí se podría hablar. Lo malo es que "Madrid", en realidad toda España, ha vivido un proceso de cataluñización (que no catalanización) tremenda. Ahora parece como si nadie pudiera hablar de nada. La pandemia tampoco ayudó precisamente. O esa es mi impresión, repito, cuando levanto la cabeza de mi ensimismamiento y burbuja familiar.

En fin, que lee uno las noticias o escucha la radio y piensas ¿Cómo es que nadie dice que en una democracia no se pueden tomar decisiones de gasto público, fiscales, del sistema de seguridad social, salario mínimo, etc, sin aprobar los presupuestos generales del Estado? ¿Cómo es que nadie se da cuenta de mencionar que el único proyecto de ley que está obligado a presentar un gobierno anualmente es la Ley de presupuestos? ¿Que sin ley de presupuestos no puede funcionar la Administración pública?. Cualquier debate contingente de los que se plantean en la escena política española debería empezar por ahí, digo yo. Si un gobierno quiere cambiar la cuantía del salario mínimo, quiere plantear reformas fiscales, quiere actualizar el sistema de pensiones... que presente los presupuestos, que es su única obligación en términos legislativos en realidad.

Pero no todo es "la política" (lo político va mucho más allá). Tampoco entiendo el mundo al que nos conduce la "inteligencia artificial". Mi experiencia es reducida en este aspecto. Debo decir que yo la utilizo cada día para algunas tareas como revisar textos en inglés, traducir al español a partir de idiomas que ignoro, y a veces también preguntar sobre cuestiones sustantivas de conocimiento (aunque le he "pillado" a la máquina más de una vez y en una reciente ocasión se me ha puesto farruca, diciendo que ella tenía razón y cerrada a aprender, cosa curiosa que la hace hasta "humana"). Los estudiantes de la universidad también la usan, continuamente, y esto es un desafío para la docencia universitaria. Sin duda. Pero más que para preguntarnos cómo evaluar, o cómo cambiar nuestros sistemas de evaluación, mi reflexión es sobre lo que les espera a las generaciones del futuro. Yo soy de los que piensa que la universidad es un espacio de paso fundamental, que otorga credenciales esenciales para desenvolverse en la vida y, con ello, en el mercado laboral. Pero no debemos guiarnos por criterios de utilidad económica: lo que ofrece el mercado laboral se aprende allí. Esto hace que la universidad, y particularmente las formaciones de ciencias sociales, sea un espacio de reflexión y crítica en el que aprovechar el tiempo para nutrirse de una formación humanística fundamental para poder desenvolverse como personas libres y conscientes en la vida. Por eso, cuando yo a un alumno le ofrezco la lectura de un texto fundamental de la sociología, me produce gran tristeza que responda a esta oferta con un mero resumen generado por IA, en lugar de detenerse (qué mejor que ser joven y detenerse un momento, que la vida luego ya nos acelera demasiado después) a leer, subrayar, dudar, preguntarse, preguntar... No sé. Creo que estos procesos están llevando a acelerar procesos que ya estaban en marcha años atrás (ver L'esprit démocratique des lois, de Dominique Schnapper, o mi artículo sobre esto), esto es, la desacralización (y banalización) de instituciones que son necesarias para la organización y cohesión de nuestras sociedades. Esto incluye a la universidad, que se desprestigia exigiéndosele "utilidad" (utilidad mercantilista, se entiende) y se autodesprestigia con la bajada del nivel de exigencia (entono también el mea culpa) y con prácticas como las que señalaba. En fin, será la edad, será la enfermedad, pero me cuesta mucho entender los procesos actuales...

(Sobre otros procesos políticos globales me ocurre tres cuartos de lo mismo...)

martes, 17 de diciembre de 2024

Dos libros muy interesantes de la sociología española actual

La sociología española es actualmente muy prolija en avances científicos. Se publican decenas y cientos de artículos impactantes en revistas de impacto y los académicos españoles son cada vez más profesionales en el desarrollo de su oficio. Es una excelente noticia, la verdad. Sin embargo, cada vez cuesta más recomendar textos de referencia que sinteticen nuestros conocimientos y transmitan nuestro saber a los profanos, a la sociedad en general y, claro que sí, a nuestros estudiantes. Textos de españoles escritos en español para un público español e hispanohablante. Pues bien, este año 2024 hay dos excelentes publicaciones en el ámbito de la sociología del trabajo que valen realmente la pena, que sirven de textos de referencia para todos aquellos que quieran conocer a fondo los debates y aportaciones de nuestra disciplina.

El primero de ellos es el libro del gran maestro de la sociología del trabajo, Carlos Prieto, "Las metamorfosis del trabajo y de la relación salarial: el caso español". Carlos Prieto realiza un recorrido sociohistórico, inspirado en la magnífica e irrepetible obra de Robert Castel (1995) "Las metamorfosis de la cuestión social", de la transformación de la institución social del trabajo (y del empleo) en la España contemporánea, siempre en el marco general de la sociología del trabajo en las sociedades contemporáneas. El libro sintetiza décadas de investigaciones y docencia sobre la cuestión y nos trae, en esta época de dominio digital, una obra "de manual", referente sin duda para la enseñanza y la investigación de la sociología del trabajo. Si la salud me lo permite, será un referente fundamental en mi docencia de los próximos años, sin ninguna duda, por su calidad académica, su detalle analítico y su clarísimo estilo pedagógico. Además, creo que es un trabajo de lectura y conocimiento fundamental de la sociología para el conjunto de la sociedad.

El segundo libro que me ha sorprendido y encantado es el libro colectivo coordinado por los admirados colegas Alberto Riesco y Arturo Lahera "Detrás de tu App",  Es un trabajo coral que aplica los conocimientos actuales de la sociología del trabajo, y también de otras ramas de la sociología, al estudio de la llamada "economía de plataformas", todo ese sector de servicios mediados por las aplicaciones tecnológicas que esconde detrás experiencias e historias de desregulación, precariedad, fraudes y puenteos de la legislación, presiones hacia la consecución de regulaciones en diversos sentidos y, sobre todo, nos enseña un camino hacia una realidad del mercado de servicios que tiene toda la pinta de seguir orientando buena parte de nuestros comportamientos de consumo en los próximos años. El libro contiene textos excelentes que analizan distintos ejemplos de dichas plataformas. Vale realmente la pena.

Espero que sirvan estas recomendaciones para que en España leamos más, y además leamos sociología asequible a toda la sociedad. Son, sin duda, dos excelentes trabajos que lo merecen.