Hace un par de años, en un seminario en el CSIC, tuvimos una interesante discusión sobre mi elección de estar haciendo investigación en Guadalajara, y sobre la "representatividad" de Guadalajara en la sociedad española. Yo insistí en que, aunque había empezado trabajando por un criterio utilitarista, para tener facilidad de acceso a un terreno conocido, había descubierto muy rápidamente que la Guadalajara que yo había conocido ya no era la misma y que, además, la realidad que estaba observando era la de un lugar interesantísimo, donde aparecían en mis observaciones grupos tan variados que podía afirmar que, probablemente, no hubiera mejor laboratorio del cambio social en España en la última década que Guadalajara.
Esto creó polémica en el seminario. Muchos, ignorantes probablemente de esta realidad, no me creían. De hecho, únicamente una persona me apoyó en mis afirmaciones. Realmente, con únicamente los datos demográficos en la mano (el mayor aumento de población de España), ya bastaba para afirmar la importancia de Guadalajara. Pero además, decía esta persona, con la información que yo estaba obteniendo, quedaba claro que era cierto que Guadalajara era un lugar donde se podía encontrar, en un solo lugar, prácticamente toda la diversidad de la sociedad española.
Así es: inmigrantes y autóctonos, población netamente rural y población netamente urbana, "insiders" y "outsiders" como los que estudiarion John Scotson y Norbert Elias, nuevas clases medias, pero no tan "medias" al resultar expulsadas de la gran urbe madrileña, conviviendo con la vieja población de la vieja capital provinciana. A la vez centro (de sí misma y de su provincia) y periferia (de Madrid, de Castilla-La Mancha y de toda España). Guadalajara es la provincia con más porcentaje de población nacida fuera de la provincia, con altas cifras de inmigración nacional e internacional. Además, con cierta sustitución de población, pues muchos de los "insiders" nos hemos ido, mientras que muchos "outsiders" han llegado de distintas partes de España y del mundo. Todo esto, en la oficina de la Seguridad Social en la que estuve haciendo investigación, se reflejaba de manera clarísima.
Pues bien, llevamos unos días en que esto que yo afirmaba hace dos años es noticia en los periódicos, y promete seguir siéndolo hasta las elecciones del 22 de mayo. Nunca en la vida había visto tanta concentración de interés periodístico en Guadalajara. Todos señalan los cambios sociales de la provincia, e incluso parece que de lo que pase en Guadalajara dependerá que haya o no un cambio de gobierno, no sólo en Castilla-La Mancha, sino en toda España. En cierto modo, confirman lo que yo decía: Guadalajara como reflejo del cambio social en España en la última década.
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